Caso práctico
SM-200-SA Keder

el reto
Uno de los principales fabricantes europeos de keder de alta calidad había comprado inicialmente una soldadora de Cutting Edge Automated Machines. Con el crecimiento de la empresa y el aumento de los pedidos, se tomó la decisión de encargar una nueva máquina capaz de producir a doble velocidad.
Al igual que en la máquina original, las soldaduras debían ser extremadamente resistentes debido a las aplicaciones exigentes de los keder (sector de la automoción, estructuras tensadas, etc.). El cliente requería que las soldaduras alrededor del núcleo fueran perfectamente adherentes y cerradas. Era fundamental evitar cualquier arruga en el tejido y el producto final debía ser estéticamente perfecto.
la solución
Nuestro equipo ha diseñado una máquina equipada con un cabezal de soldadura extremadamente potente. Las altas temperaturas y las múltiples ruedas, que alimentan el tejido, permiten una producción a muy alta velocidad. Se ha realizado una estructura robusta, con componentes y motores seleccionados específicamente para soportar el elevado volumen de producción requerido por el cliente. Además, se han realizado modificaciones específicas en el software para sincronizar perfectamente la velocidad de soldadura con la temperatura del elemento calefactor.
Durante las pruebas, la máquina demostró ser tan rápida que tuvimos que extender la cinta keder y el núcleo a lo largo de todo el suelo de nuestra sala de producción. En poco más de un minuto, el material había terminado.
Software de producción personalizado, boquillas y ruedas de soldadura
Para supervisar la producción y el rendimiento de la máquina, nuestro equipo de software desarrolló un programa capaz de controlar el número total de horas de soldadura, el tiempo de funcionamiento del elemento calefactor y un contador diario para registrar las horas de funcionamiento de la máquina durante la semana. También se creó una serie de guías, ruedas de soldadura y boquillas para garantizar la producción de keder de alta calidad.
Esta máquina se instaló con éxito en los Países Bajos.